Preparando el próximo Giro de Lombardía y la Subida a Monjuic, el ciclista abulense ha regresado a Ávila “para disfrutar de unos días de la familia”. Mañana miércoles emprende el regreso a tierras italianas donde disputará la carrera lombarda en la jornada del sábado 20 de octubre, la “última gran clásica de la temporada”, de la que opina el líder del CSC que es “una prueba larga y de gran dureza a la que voy a acudir con la intención de colaborar al máximo con el equipo para conseguir la victoria”.

De su periplo en Italia, Sastre comenta que se ha encontrado “muy bien, mejor de lo que esperaba”. Respecto de la Copa Sabattini, “anduve metido en un montón de escapadas, trabajando para mis compañeros Schleck y Kolobvnev”, trabajo que dio sus frutos con el segundo puesto final del luxemburgués Franck Schelck, que ganó seguidamente el Giro dell’Emilia, donde el abulense se encargó de “endurecer la prueba en la fase final y disfruté de reventar la carrera”. Este esfuerzo de alguna manera lo pagó al día siguiente en el Gran Premio Beghelli, carrera que no terminó y en la que se limitó a “rodar durante 100 kilómetros”.

Novoa desempeñó bien su trabajo

Carlos Sastre ha estado acompañado en su gira italiana por su paisano Joaquín Novoa, que se probaba con el CSC. Un motivo que le ha hecho disfrutar “especialmente de este viaje y de estos días”. “El chaval, que tiene madera y es muy buena gente, respondió en la medida de sus posibilidades y desempeñó bien su trabajo, colaborando en los resultados del equipo como uno más”, apunta el corredor de El Barraco, que justifica el hecho de que Novoa no terminase ninguna prueba en que “la diferencia entre la categoría amateur y la profesional es grande y además llevaba más de un mes sin competir. No obstante, lo que ha podido vivir en estos días le será muy positivo en el futuro. Ha regresado muy contento de la experiencia vivida. El haber podido competir con las grandes figuras del ciclismo profesional es algo que nunca va a olvidar el bueno de Joaquín”.